domingo, 12 de septiembre de 2010

La amé para mí mismo

¿Para cuándo el amor?
Ese de la calle Honduras
El que vence al olvido
Y deja el alma
al revés

¡Pobre poeta sin amor!
Tal vez cruzando aquella esquina
Se rinda frente a ti
la suerte esquiva
por una vez

Esto escribió Menárdez para sí, ignorando (¿o no?) que el verdadero dueño de la calle Honduras también fue un hombre sin amor. Y no nos referimos a Borges, apenas un visitante de esa calle de Palermo.
Ese gran olvidado que es de Soiza Reilly refiere la historia

EVARISTO CARRIEGO, NOVIO

¿Será posible que Evaristo Carriego -un alma apasionada- no haya tenido novia?... Cuando yendo por la calle encontrábamos a una mujer hermosa, se detenía. Pero no con ojos de fauno. La saboreaba con ojos de escultor. Y seguía andando, hablando de otra cosa...
-¿Tienes novia, Carriego?...
-¡No!... -me contestó tan rotundamente que yo pensé: "Tiene novia. No quiere confesarlo".
¿Quién no tiene una novia escondida en los veinte años de su corazón? No pudo guardar mucho tiempo un secreto tan dulce y tan triste que, a menudo, se le salía a flor de verso, al decir en sus cantos:
"A veces miro un poco entristecido tu retrato, donde estás viva, aunque hace mucho rato, digo bien, mucho rato que te has ido..."
Y luego, en "Ninguna más", este juramento que le surgía de adentro:
"¡No! Te digo que no. Sé lo que digo: nunca más, nunca más tendremos novia. Y pasarán los años pero nunca más volveremos a querer a otra..."
Y a cada instante hablaba de ella. Era la primita deliciosa -la inevitable primita de los enamorados- que lo entretenía leyéndole a Dumas. La misma cuyos dedos lo encantaban en las teclas de Wagner.
Por fin, una noche "de caviar y de cerveza", Carriego se arrancó del alma su secreto, como el herido que para aliviar su dolor se arranca el cuchillo de la puñalada.
-¡Bueno, sí! Mi única novia fue una primita mía. ¡Una santa! Pero se casó con otro. Yo no era el elegido. Desde entonces la amé para mí mismo...
Evaristo murió a los 29 años. Ella, la primita que nunca supo que el primito la amaba, formó un hogar honesto y delicioso. Ella vive todavía, antigua como yo. Cuenta setenta años. ¿Se acordará alguna vez de aquel primito poeta que le decía cosas raras? ¿Lo habrá olvidado?... Desde el cielo nos parece escuchar la voz de Carriego: "De todo te olvidas, cabeza de novia"...





Ya sé que es mal de muchos, Menárdez. Pero sepa que el maestro de su maestro (y su maestro también) fue un hombre sin amor, o dueño de un amor no correspondido. “La amé para mí mismo” fueron sus bellas palabras. Cruce sin dudar aquella esquina, ¡aléjese de Honduras! Y entonces, quizás, se rinda frente a usted la suerte esquiva…¡por una vez!





La primera foto es la antigua casa de Evaristo Carriego, hoy biblioteca municipal (Honduras 3784)

sábado, 11 de septiembre de 2010

Partida infernal en El Paraíso

El once de septiembre de 2.020 Mujica Lainez recibirá a Borges en su casa llamada “El Paraíso” para jugar una extraña partida. El tablero parece de ajedrez pero los casilleros son blancos y rojos y las piezas, diferentes. No son humanas pero tienen vida. El invitado abrirá con Elohim. Manucho adelantará al soberbio Lucifer. Luego Borges seguirá con Adonai y el anfitrión, lujurioso, jugará con Asmodeo.Don Jorge Luis demorará un poco porque no ve. Se asegurará que está tocando a Shadai y le ordenará avanzar en el tablero. Eso enfurecerá a Mujica y con un rugido infernal colocará a Satanás en la lucha. El poeta ciego sonreirá. Probará una diablura con Yahveh. El Duque de Bomarzo se relajará y pondrá en combate a Belfegor.Las piezas estarán dispuestas en forma circular y la lucha será en el centro del tablero. No es momento para guardarse nada y el autor de “Ficciones” dispondrá de Jehová. El de “El Escarabajo” a Leviatán. Hashem es el paso siguiente de Borges que empezará a agotarse y Manucho lo continuará con Mammón. Georgie se quedará sin piezas pese a que Mujica aún tendrá a Belcebú, expectante. Ambos se reirán, la suerte parecerá echada. A punto de voltear a Jehová del medio del tablero, el poeta ciego se arrepentirá. No pondrá un nombre de Dios, pondrá una letra, que es silenciosa y que es la totalidad de la creación. No es el principio ni el fin de la creación, es su todo. Y dentro de la totalidad está Dios. Es la letra “alef”. La jugada además de brillante será válida, Mujica la celebrará. Sólo le restará traer al goloso Belcebú y los nombres de Dios se enfrentarán a muerte contra los Siete Demonios.
Mientras muevan las piezas los jugadores hablarán del Renacimiento y de Spinoza. Manucho le mostrará a Borges su famosa colección de objetos: el horóscopo que le hizo Xul Solar, amigo de los dos; el grabado de homenaje a Beardsley; el diseño de homenaje a Lautrémont; un recibo firmado por Garibaldi; el texto de magia de Stanislas de Guaita “marqués, poeta y morfinómano”. Y por sobre todas las cosas le mostrará el manuscrito de la traducción del “Amadís de Gaula” al francés, del año 1.540. Borges no podrá verlo pero sí olerlo, tocarlo, amarlo. Nuestro mundo dependerá del resultado final del juego, que constará de diez partidas. Contrariamente a lo que podríamos suponer, los jugadores intercambiarán piezas luego de cada partida. Al fin y al cabo, Mujica Lainez aún reside en “El Paraíso” y Borges pasó buena parte de su vida entre tinieblas.
El espejo del salón no dará cuenta de ninguna imagen de lo que allí suceda.

Homenaje en el natalicio de Manuel Mujica Lainez. Las fotos son de "El Paraíso" la ya mítica residencia de Manucho en Cruz Chica, Provincia de Córdoba, Argentina