viernes, 22 de julio de 2011

Amor se fue (de Macedonio Fernández)

Amor se fue; mientras duró
de todo hizo placer.

Cuando se fue
nada quedó que no doliera.

sábado, 16 de julio de 2011

La hiena de Carrington

[LeonoraCarrington.jpg]

La hiena sabe francés y sueña con arrancar caras humanas para convertirlas en caretas. Leonora conoce el idioma de las hienas pero detesta los bailes de presentación. Y convence a la hiena para que la suplante. A su vez, la hiena convence a Leonora de que necesita una cara careta humana para disfrazarse de Leonora; le propone matar a la criada con tal fin. Leonora acepta porque en verdad detesta los bailes de presentación, siempre y cuando la hiena mate a la criada antes de arrancarle la cara y no al revés. El plan es urdido con devoción frente a la jaula de la hiena. Leonora ya está abriendo la jaula; el taxi bordea el zoológico y llegará justo a la puerta para que ellas lo detengan. Ninguna de las dos vio al ciego que estaba frente a la jaula del tigre y que las escuchó sonriente, con su falsa mirada dirigida a un punto indefinido. Ya sabemos que el oído de los ciegos es como la vista de los sordos. El maravillado ciego no piensa denunciarle a nadie lo escuchado, apenas trata de descubrir si lo que percibió es un extraño sueño, o la simple realidad. El asunto no lo desvela: si es un sueño podrá describirlo sin necesidad de alteraciones y pequeñas trampas que la realidad sí precisa. Es que la eficacia de un cuento realista como tal vez sea este dependerá de que logre despistar a zoólogos y expertos en bailes de debutantes.