sábado, 24 de agosto de 2013

Borges y yo






Ese viejito que sale por la tele es Borges. Sonríe con timidez cuando le hablan de su obra y se entusiasma con una etimología o si le preguntan por Stevenson. Hay infinitos Borges posibles: el que leo en el libro verde de mi padre que parece una Biblia, ese de los cuentos ilusorios, matemáticos, cabalísticos. Es el Borges de la enciclopedia, con universos en forma de biblioteca. Hay muchos Borges: el poeta de los extremos de su vida, oculto detrás del cuentista magistral. El director ciego de la biblioteca; el criticado por sus ideas políticas (“las opiniones de un hombre suelen ser superficiales y efímeras”); el criticón que junto a Bioy es implacable con la mayoría de los escritores contemporáneos (“en el presente hay demasiadas cosas para que nos sea dado descifrarlas. El porvenir sabrá lo que hoy no sabemos, las páginas que merecen ser releídas. Schopenhauer aconsejaba que, por no exponernos al azar, sólo leyéramos los libros que ya hubieran cumplido cien años”)
Pretender una clasificación de Borges es imposible, ya que como la clasificación de cualquier universo, sería “arbitraria y conjetural. La razón es muy simple. No sabemos qué cosa es el universo” (ni tampoco qué es Borges)
Todos los Borges son de mi agrado, incluso los de sus aspectos más hostiles. Me queda la deuda de haber merodeado la calle Maipú, la Galería del Este, sin haberme atrevido a encontrarlo.
Hoy, de modo arbitrario y conjetural, elijo el Borges joven, el de Fervor de Buenos Aires, supongo que porque al alejarnos cada día del país de la infancia no hacemos otra cosa que acercarnos a sus confines. ¡Feliz cumpleaños, Borges!



Un patio

Con la tarde
se cansaron los dos o tres colores del patio.
Esta noche, la luna, el claro círculo,
no domina su espacio.
Patio, cielo encauzado.
El patio es el declive
por el cual se derrama el cielo en la casa.
Serena,
la eternidad espera en la encrucijada de estrellas.
Grato es vivir en la amistad oscura
de un zaguán, de una parra y de un aljibe.




Las fotos son de Sara Facio