viernes, 24 de diciembre de 2010

La navidad de Menárdez



Menárdez no bebe champagne. Tampoco sidra, aunque sea Nochebuena.
Estará solo, nadie le dirá “salud”. Eso no quiere decir que no brinde. Menárdez alzará esta noche, en el minuto postrero, su ginebra. Y brindará. Tal vez al tercer vaso resucite aquel fantasma y le recite

No hay un instante que no pueda ser el cráter del Infierno
No hay un instante que no pueda ser el agua del Paraíso
No hay un instante que no esté cargado como un arma

El Cielo y el Infierno son conceptos exagerados, recordó.

Menárdez guardará las balas de ese instante en el bolsillo y ganará la calle, distinta por las luces del festejo. Quizás más tarde las use en una esquina de Palermo. Aquella que permanece invariablemente oscura, como un recuerdo que de tan viejo ya no nos pertenece.
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Las palabras en cursiva pertenecen a Jorge Luis Borges.
Y las fotos, al gran Horacio Coppola
¡Feliz Navidad!